Al hablar con la gente, a menudo siento, oigo o veo algo que proviene del corazón de Dios para fortalecerlos.
Al hablar con la gente, fácilmente reconozco maneras prácticas de servir.
Estoy convencido de que la gente puede sacar más provecho a la vida si tiene mayor conocimiento.
Tengo la fuerte convicción que soy como Jesús al pasar tiempo a solas con Dios y escuchar su corazón.
Sin importar lo que consiga en mi vida, quiero asegurarme de que las personas que me rodean alcancen todo su potencial.
Casi nunca veo el lado negativo de una situación. Estoy convencido de que al final, las cosas saldrán bien.
Estoy muy consciente de la motivación que recibo al escuchar a Dios.
Al hablar con la gente, puedo reconocer fácilmente las creencias erróneas.
Tengo un profundo sentimiento de satisfacción cuando encuentro oportunidades de mostrar calidez y consideración a la gente.
Aunque proviene de Dios, a menudo Él me usa como el vehículo para ayudar a otros enmedio de una situación difícil con dinero, tiempo o prestando oído.
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